No tengo claro cuántas veces habré pasado por el alto del Fitu, pero sin duda son muchas. Sin embargo, nunca hasta esta mañana había visto el amanecer desde este privilegiado mirador.
Siempre hay una primera vez para todo y hoy me ha tocado pegarme un buen madrugón para disfrutar una experiencia que aconsejo a todo el mundo.
Para aquellos que se les pegan las sábanas, es bueno saber que entorno al último día del año el sol no sale en este punto hasta las nueve menos diez.